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Existen varias áreas en las que se destaca la Astrología Evolutiva de Jeffrey Wolf Green y profundiza en área no abordadas por otros paradigmas astrológicos. Una de estas áreas es la astrología de traumas, que está cubierta en detalle por la Astrología Evolutiva. Qué es un trauma? Podemos definirlo como un evento perturbador que tiene una intensidad tal que sobrepasa la capacidad adaptativa del individuo, sus respuestas normales, y su capacidad de funcionamiento normal, y que genera un estado de perturbación que se prolonga en el tiempo.  Los traumas son un fenómeno del arquetipo de Urano. Debido a que impiden el funcionamiento normal, y sin embargo, en este tipo de sociedad y de cultura las personas se ven forzadas a tener que funcionar debido a que no existe una comprensión de la naturaleza de la energía del trauma, y de cómo sanarla, los traumas son reprimidos-Saturno. De esta forma, los traumas quedan relegados al subconsciente o el inconsciente individuado en términos jungeanos-Urano.

Al ser reprimidos, los traumas quedan sin resolución. Esta energía perturbadora que ha sido reprimida genera interiormente diversos tipos de manifestaciones. Es lo que se conoce actualmente como síndrome de stress post traumático (PTSD). El origen de esta categoría diagnóstica es doble. Por una parte proviene del estudio que hizo Freud de las “neurosis de guerra”. Por otra parte, proviene del estudio de Janet sobre la “histeria displasia”. Una manifestación típica es el stress internalizado. Otra manifestación típica son las alteraciones y fluctuaciones en los niveles de  serotonina, en la transmisión normal del impulso nervioso, en los recubrimientos de mielina de las neuronas, y el impacto que esto tiene a nivel del estado de ánimo, en los procesos cognitivos, en la capacidad para el esfuerzo intelectual prolongado. Muchas veces la energía de los traumas sin resolver tiene manifestaciones en el sistema respiratorio. La energía del trauma genera distintos grados de desconexión  e interrupciones de las respuestas adaptativas normales del organismo, y crea una dificultad para vivir, y potencialmente un grado de fragmentación psicológica. Además de estas manifestaciones generales de los traumas, distintos tipos de traumas tienen manifestaciones específicas, a nivel físico, emocional, intelectual, y espiritual.

Desde un punto de vista de vidas pasadas, muchas personas tienen traumas de vidas pasadas sin resolver. Sin embargo, existen almas que están mucho más traumatizadas. Los traumas de vidas pasadas que al nacer se encuentran sin resolución crean la necesidad de repetir o revivir de alguna forma los eventos traumáticos. Esto se debe a que el Alma necesita liberarse-Urano- de esta energía perturbadora que está internalizada, y para ello necesita objetivarla-Urano. De esta forma existe la posibilidad de ver y comprender los factores causales que han creado la necesidad del trauma, y a la vez, de que el impacto del trauma sea abordado antes de ser reprimido otra vez, y esta energía  pueda sanarse. Esta necesidad de recreación es una razón por la cual reviste tanta importancia poder identificar la existencia de traumas no resueltos en la carta natal, a fin de poder abordar directamente su sanación. La carta natal, desde una perspectiva evolutiva, permite identificar la existencia de traumas no resueltos de que Alma tiene la intención de resolver en la vida presente, y comprender cuáles han sido los factores causales, y las dinámicas por las cuales el individuo ha necesitado crear este tipo de experiencias. Además, la carta natal indicará en cada caso cuáles son las formas más adecuadas para abordar, resolver, y sanar el impacto de este tipo de experiencias.

Los traumas se correlacionan con el arquetipo de Urano, Acuario, y la Casa XI. Esto se refiere a todos los tipos de traumas. Siempre que existan traumas no resueltos de vidas pasadas, esto estará reflejado a través del arquetipo de Acuario en la carta natal. En todos los casos. Ya sea porque la persona tendrá un stellium de planetas en Acuario, o en la Casa XI, o porque Urano, o el regente de la Casa XI, estarán formando una serie de muchos aspectos con otros planetas, o bien porque existe alguna configuración específica que involucra este arquetipo. Por ejemplo, si encontramos a Urano en conjunción al Nodo Sur, o en cuadratura a los Nodos, o conjunto al Nodo Norte, en el cien por ciento de los casos estamos hablando de un Alma nacida con traumas no resueltos de vidas pasadas, que tiene la intención  de resolver, recrear o revivir en la vida presente. Y esto se aplica tanto a los traumas individuales como a los traumas colectivos, como aquellos creados por cataclismos naturales, plagas, guerra o conmoción social.

Una vez que identificamos en la carta natal que se trata de una signatura de trauma, podemos establecer la existencia de distintos tipos de trauma. Los traumas a nivel físico van a manifestarse a través del arquetipo de Saturno. Los traumas a nivel mental, van a manifestarse  a través del arquetipo de Urano. Los traumas  a nivel emocional o psicológico, van a manifestarse a través del arquetipo de Plutón. Los traumas espirituales, y psíquicos, a través de Neptuno.

Junto con identificar la naturaleza de los traumas, y el impacto que tienen en la vida presente, la Astrología Evolutiva nos permite comprender en la carta natal, cuáles han sido las dinámicas psicológicas y emocionales, y los tipos de deseos que están en la base de estas, que han creado la necesidad de las experiencias traumáticas.

Veamos muy brevemente un par de ejemplos.

Esta es la carta natal de Georg Trakl, el poeta austrìaco:

En carta natal de Trakl, el Nodo Sur está en Acuario, con Pallas, Juno, Mercurio, el Sol,  Ceres y Venus, todos en Acuario, con Venus y Ceres  formando una conjunción directa con el Nodo Sur. Esta es una signatura obvia de traumas no resueltos de vidas pasadas. Plutón/Neptuno están en cuadratura al eje de los Nodos, en la Casa X, con Plutón en Géminis, y Neptuno en Acuario. Estos símbolos reflejan la intensa alienación respecto a la sociedad, la sensación de no ser parte de los valores, formas de ser y de pensar de su familia y de su sociedad. “Extraña es el Alma sobre la Tierra” escribió el poeta. Esta alienación está compuesta con intensos deseos de expiación, una psicología masoquista basada en sentimientos de culpabilidad que tienen distintas causas. Este Venus está conjunto a Marte en la Casa VII en Piscis, regido por el Neptuno de la Casa X, que está regido a su vez por este Venus. Urano está en la Casa II, en Libra, en recepción mutua con este Venus conjunto al Nodo Sur. Marte también está conjunto al Nodo Sur. Los estados emocionales no resueltos, y las crisis nerviosas que están reflejadas en estos símbolos, se tradujeron en condiciones de vida miserables, que en último término están basadas en sus propios deseos de expiación, basados en sentimientos de culpabilidad por una naturaleza de deseo sexual que no se ajusta a los parámetros familiares y sociales, y que lo llevaron al suicidio. Los traumas de vidas pasadas se originan en las experiencias de extrañamiento, criticismo y persecución de naturaleza injusta, juicios condenatorios patriarcales, etc., consecuencia de relaciones incestuosas, que necesitó recrear a través de la relación con la hermana.

La siguiente es la carta natal de Claudio Naranjo [hora rectificada, aún por confirmar], el gran terapeuta, investigador y psiquiatra chileno:

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En la carta natal de Claudio Naranjo, el Nodo Sur en la Casa XI en Virgo está conjunto a Marte, Neptuno y Júpiter, todos en la Casa XI. Urano, el regente natural de la Casa XI, está en la Casa VI y es el punto focal de una T-cuadrada con Plutón en la Casa IX en Cáncer,  y Saturno en Acuario en la Casa IV. Naranjo re-creó traumas de vidas pasadas cuando el año 1970, al tiempo de su retorno nodal, sufrió la muerte de su único hijo en un accidente, cuando asistía al funeral de Fritz Perls. La muerte de su hijo motivó su viaje a la selva amazónica, del que Naranjo “no sabía si volvería”, que luego dio lugar a sus experiencias con enteógenos y a su neo-chamanismo (Plutón en la Casa IX). Los traumas no resueltos de vidas pasadas se basan en desilusiones no asimiladas respecto a las posibilidades de crear cambio individual y social a través de sistemas de enseñanzas y de conocimiento, que han generado en el pasado una psicología alienada (Casa IX), abstraída y centrada en lo intelectual (Plutón en la Casa IX, Nodo Sur en la Casa Casa XI, Mercurio en Sagitario en cuadratura a los Nodos), esencialmente desapegada respecto a lo emocional. La intención de fondo de tener que recrear este trauma, con Plutón en la Casa IX  en Cáncer, ha sido la de alienarse con sistemas filosóficos y espirituales que estén centrados  en lo emocional, para lo cual este tipo de traumas han forzado la integración del cuerpo emocional.

Acuario se correlaciona con la necesidad y el deseo de liberarse y des-condicionarse. Liberarse y des-condicionarse de qué? De todo cuanto ha condicionado al Alma en el pasado: todo aquello con lo que Alma se ha identificado y que no pertenecía verdadera o inherentemente al Alma. Esto incluye el impacto de los valores, creencias, ideas, opiniones, estilos de vida, etc., de la familia, los amigos, y la sociedad en general. Corresponde con el concepto Jungeano de “individuación”. El ciclo de evolución representado por el Zodiaco se completa en Piscis. Justo antes de Piscis, tenemos a Acuario, el 11° de 12 arquetipos. Así, en Acuario, el ciclo se está aproximando a su culminación. Muchas cosas han ocurrido antes de llegar a este punto en el ciclo. A lo largo del proceso iniciado en Aries (el deseo de separación que da lugar al nuevo ciclo), y que ahora se prepara para culminar, el Alma, o cualesquiera dinámicas del Alma, han debido actualizarse necesariamente en una gran variedad de formas. Esta variedad de formas han involucrado la socialización del propósito evolutivo original.

Así, el Alma, o las dinámicas específicas del Alma que ahora se expresan a través del arquetipo de Acuario, se han abierto a los puntos de vista de muchas otras personas a través de relaciones de todo tipo, y al punto de vista de la sociedad en general: sus valores, creencias, ideas, formas de ser, etc. Este proceso ha sido necesario, en términos evolutivos, debido a que a lo largo de este proceso ha tenido lugar, potencialmente, una expansión de la conciencia. Así, el Alma ha tenido la posibilidad de expandir su conciencia sobre sí misma: sobre la naturaleza de sus deseos. Al mismo tiempo, este proceso ha determinado que el Alma tomara demasiado del afuera, que “comprara” mucho, por así decirlo, y ahora requiere liberarse de todo esto, a fin de recuperar su naturaleza original-su naturaleza tal como existía en el comienzo, en el origen. Como dice el I-Ching, “la verdadera naturaleza del hombre es originalmente buena, pero se enturbia por el contacto con las cosas mundanas”. Se trata de alcanzar, en último término, lo que los budistas llaman la “mente diamantina”-un largo proceso, sin duda.

Por qué este proceso tiene lugar, en Acuario, a través de un arquetipo yang, de aire, que aún sigue implicando la socialización? En primer lugar, porque gran parte de esta necesaria liberación es, la mayoría de las veces, una liberación respecto al consenso de la sociedad y la cultura (Capricornio). Así, se trata de un proceso de devenir minoritario dentro del todo social. Esto tiene lugar, o es facilitado, por la dinámica de llegar a formar parte e integrar grupos más reducidos, que existen en la sociedad, formados por individuos que son conscientes o se están volviendo conscientes de que son diferentes respecto a las definiciones del consenso. Este grupo menor proveerá apoyo mutuo para las nuevas asociaciones de identidad que están emergiendo en la conciencia. Así, el Alma deseará pertenecer y definirse por su relación con este grupo menor. Luego, en virtud de este arquetipo, en algún punto el proceso en curso de comparación y contraste inducirá en el Alma la concienciación de que también es diferente respecto a este grupo, y en consecuencia, deseará pertenecer a un grupo aún menor, en virtud de asociaciones de identidad más específicas. Una y otra vez, formando parte de grupos menores, y deseando luego liberarse de estas asociaciones de identidad, el Alma está en el proceso de devenir una minoría, lo cual la llevará, progresivamente, al punto en el cual el Ama deviene un “grupo de a uno”.

A la vez, esta dinámica, operando en el contexto del grupo social, servirá para que la sociedad en general evolucione, porque esta forma de operación del arquetipo está creando un movimiento de individuos de un lugar a otro al interior de la sociedad, y está creando una proliferación de pensamientos y signos dentro del contexto social. Cuando se están individuando, las personas dejan de ir a los lugares a que iban antes, dejan de comportarse de las formas habituales, cambian su forma de vestirse, comienzan a usar nuevas palabras. Hacen nuevos amigos, etc. Todo esto es observable para el resto de la gente, e induce sus propios procesos de pensamiento. “cuando una parte o un componente de un sistema cambia, todo el sistema cambia”.

En segundo lugar, es un arquetipo de aire porque constituye el grado máximo de objetividad. Opera como si la liberación respecto a algunos puntos de vista externos tuviera lugar mediante la exposición a todos los posibles puntos de vista externos con los cuales el Alma se encuentra conectada. La liberación es inducida por la objetividad, y la objetividad es inducida por el desapego. Esta exposición a todos los puntos de vista posibles ocurre en forma progresiva. El procesamiento de toda esta “información” requiere de un sistema bastante complejo. Acuario se correlaciona con la evolución del cerebro y la formación de la corteza cerebral. También se correlaciona con la formación de las redes neuronales, y con las sinapsis neuronales. Cada vez que tenemos un insight, y decimos “ahá!”, se está formando una conexión entre neuronas. Es la energía de Acuario y Urano operando en el cerebro.

Una tercera razón por la cual este proceso tiene lugar a través de un arquetipo de aire se encuentra en que la “naturaleza original” que se está liberando, es la “idea” del Alma que el Creador tenía en mente al proyectar la Creación. Acuario se correlaciona con la Mente Universal.

El arquetipo de Acuario se está aproximando al término del proceso evolutivo simbolizado por el Zodiaco. No es la conclusión en sí misma, la cual está representada por Piscis. En Piscis, el Alma retorna a la Fuente, o la dinámica o función específica de la conciencia que se encuentra determinada por el arquetipo de Piscis culmina un ciclo de desarrollo evolutivo y es experimentada por la conciencia como conectada a lo universal, cósmico, o absoluto, por lo menos en potencia.  La conciencia, o la función o dinámica planetaria específica se experimentan en su conexión con lo Desconocido, la Fuente. Acuario, ubicado entre el máximo de condicionamiento o el máximo de determinación (Capricornio) y el máximo de indeterminación para la conciencia, o el máximo de no-condicionamiento (Piscis), no representa lo Desconocido en Sí mismo. Como el título del libro de Jeffrey Wolf Green sobre Urano deja en claro, en Acuario se trata de la “libertad respecto a lo conocido” (Freedom From The Known). Así, es una liberación respecto a todo cuanto el Alma ha conocido, y que es externo al Alma.

Devenir una minoría implica una fragmentación (Acuario) de la sociedad, la cual, desde el punto de vista del consenso, es monolítica. Nosotros sabemos cómo y hasta qué punto el consenso de la sociedad se resiste a la evolución, y a la individuación. La represión social y la represión psicológica, son uno y el mismo arquetipo: Capricornio. La representación que el consenso tiene de la sociedad es un reflejo, y a la vez una causa, del estrechamiento de la conciencia (Capricornio) promovida y re-producida por el consenso mayoritario de la sociedad. Aún cuando Freud no lo vio exactamente de este modo, este estrechamiento de la conciencia, debido a la represión, crea el “consciente” Freudiano-la parte de la conciencia individual que es aceptable para el consenso de la sociedad. Todo el resto-la mayor parte-es empujada hacia debajo de la conciencia consciente, exactamente de la misma forma en que muchas cosas que están teniendo lugar al interior de la sociedad, que afectan a grupos enteros de personas (Acuario), simplemente no aparecerán en los medios, o aparecerán de formas distorsionadas, cada vez que no se encuadren en la representación que el consenso quiere mantener de la sociedad. Así, Acuario, se correlaciona con el inconsciente individual o individuado, y al mismo tiempo, con las minorías y los grupos que no se identifican a sí mismos con el consenso.

En realidad, son estos grupos, y las ideas que ellos promueven e intercambian, las que inducen la evolución de la sociedad. Son estas dinámicas Acuarianas las que mantienen a la sociedad viva y evolucionando. El tejido social (Acuario) se crea a través de la socialización y la amistad (Acuario). Sin estas dinámicas, la sociedad estaría congelada y estática (Capricornio). Sin embargo, el consenso social teme al cambio, y reprime y controla la vida social.

Así, la resistencia a la evolución deviene el factor causal de la creación de traumas. Acuario se correlaciona con los traumas, los cuales se almacenan, debido a la represión, en el inconsciente individuado. Almacenada en el subconsciente, la energía de los traumas tiene a capacidad, en algunos casos, para producir una fragmentación (Acuario) de la personalidad. Por qué?   Porque la intensidad de los traumas almacenados en el Alma puede producir un quiebre de la estructura del espacio-tiempo (Capricornio). El trauma no resuelto del pasado sigue ocurriendo “en el presente”. Así, la conciencia consciente puede dividirse entre distintos espacio-tiempos que están ocurriendo “al mismo tiempo”. Acuario se correlaciona con los traumas individuales y colectivos.

Existen distintas respuestas al propósito evolutivo representado por Acuario, que van desde una “extrema” cooperación con el impulso de liberación, hasta una total resistencia a este impulso. Si recordamos que Acuario en la astrología clásica estaba regido por Saturno, es fácil entender que una de las respuestas al arquetipo de Acuario, es generar una orientación aún más conservadora dentro del consenso, que se expresa en el intento de recuperar formas del pasado, totalmente obsoletas, y en base a ellas constituir una minoría-una minoría conservadora-dentro de las fuerzas conservadoras del consenso social.

EL CASO SCHREBER – UN ANÁLISIS DESDE LA ASTROLOGÍA EVOLUTIVA

INTRODUCCIÓN

El caso de Daniel Paul Schreber es uno de los más estudiados por el Psicoanálisis. Si bien no fue tratado directamente por ningún Psicoanalista, dejó escritas sus Memorias de un neurópata, y su historia fue estudiada por personajes principales del psicoanálisis o que tomaron posturas frente al psicoanálisis: Freud, Jung, Melanie Klein, Abraham, Jacques Lacan, Deleuze y Guattari, Elías Canneti, entre muchos otros. En términos muy simples, la historia del “Presidente Schreber” es la de un hombre que, luego de llevar una vida “normal” en la que no estuvieron ausentes el éxito y el prestigio social, comenzó a generar una serie de experiencias que se expresaron como un profuso delirio sobre su relación con Dios, y la necesidad de Dios de transformarlo en mujer para salvación de la humanidad.

Las discusiones originadas en torno al caso de Schreber han resultado de gran importancia en la elaboración psicoanalítica. El estudio de sus memorias resultó fundamental para la elaboración por Freud de su teoría de la paranoia. La polémica que se produjo entre Freud y Jung respecto a este caso puso de relieve diferencias teóricas entre ambos que llevaron a que Jung se apartara del Psicoanálisis. Sus diferencias se plantearon en torno a la naturaleza de la líbido. Esta discusión permitió a Freud posteriormente reformular de alguna forma su concepto de líbido, y poner de realce el papel del ego y formular, a partir de su comprensión de la psicosis, una teoría del narcisismo. Otras discusiones sobre este caso tuvieron por objeto la evaluación de los factores parentales en la generación de la psicosis. El análisis de Freud se centró, de acuerdo con sus teorías, en la influencia de la relación con el padre. Figuras posteriores releyeron el caso enfatizando el papel de la madre en el proceso de la enfermedad. Otras discusiones intentaron realzar la importancia de la dimensión social en la producción delirante de Schreber, la cual no habría sido suficientemente ponderada en el análisis de Freud.

En este artículo comento someramente acerca del caso Schreber, desde la perspectiva de la Astrología Evolutiva, a con el objeto de mostrar la utilidad que presta para la comprensión de un proceso psicológico, desde la perspectiva específica de la evolución del Alma.

ANTECEDENTES BIOGRÁFICOS

Schreber nació en Leipzig, Alemania en 1842, hijo de una familia educada y que fue intelectualmente influyente durante varias generaciones. Su padre fue un médico connotado y un prolífico escritor y diseñador de un método de educación y entrenamiento infantil. Su niñez transcurrió alrededor de la clínica ortopédica del padre. Más tarde, Schreber se doctoró en Derecho y llegó a ocupar puestos importantes en la magistratura. A los 35 años de edad se casa con una mujer quince años menor que él, aunque no consigue tener hijos, ya que su esposa tiene una serie de abortos espontáneos. Posteriormente adoptan una niña.

A los 42 años, Schreber se presenta de candidato a la cámara de diputados, elección que pierde con cierto estrépito. Atribuye al agotamiento debido a la campaña una primera crisis nerviosa, la cual denomina su “primera enfermedad”. Es internado en la clínica para enfermos nerviosos que dirige el doctor Flechsig. De acuerdo al historial clínico, el día de su ingreso en esta clínica presenta retardo verbal y labilidad emocional y grave hipocondria, manifestando la convicción de ser incurable. Luego manifestará hipersensibilidad auditiva, malestar cardíaco, humor irritable y lábil, pérdida imaginaria de peso. Esta crisis transcurre, según Schreber sin que “sobreviniera ningún episodio con implicaciones sobrenaturales”. Flechsig diagnostica hipocondría. Es dado de alta luego de seis meses de internación. Entre esta crisis y la “segunda enfermedad” transcurren ocho años, que Schreber describe en sus Memorias como excepcionalmente felices, excepto por la falta de la anhelada progenie.

LA SEGUNDA ENFERMEDAD – EL DELIRIO

El comienzo de la “segunda enfermedad” coincide con la notificación de la designación de Schreber como Presidente de la Suprema Corte de Justicia del Reino de Sajonia. En estos días registra el pensamiento de que “a pesar de todo, sería algo muy bello el hecho de ser una mujer en el momento en que es penetrada por el hombre”, la cual le lleva a pensar que si se le hubiera ocurrido esta idea “estando plenamente consciente, la habría rechazado con indignación”, no pudiendo “descartar la posibilidad de que haya actuado una influencia exterior que me impuso esta representación”.
Comienza a sufrir de insomnio y agotamiento, hace un intento de suicidio, y consulta nuevamente a Flechsig, quien lo recibió, según relata Schreber, con un elocuente discurso sobre los avances de la neurología. Es internado otra vez en Noviembre de 1893. Schreber ya sostiene ser “una muchacha asustada por ataques indecentes”.

El 14 de Febrero de 1894 describe una agudización de su estado, durante una ausencia de su esposa de la ciudad por cuatro días, que alcanza un punto culminante luego de una noche en que tuvo un “número inusitado de poluciones (sin duda media docena)”. A partir de esta noche se inician “las primeras manifestaciones de choques con fuerzas sobrenaturales”, la “conexión de nervios” con Flechsig, las “voces interiores” y el proceso de “eviración” o “transformación en mujer”. A partir de este momento, siente también que las “intenciones del profesor Flechsig” hacia él “no eran puras”, ya que no se atreve a mirarlo a los ojos.

Los meses siguientes serán el período más intenso y “sagrado” de su vida. “El tiempo durante el cual mi alma, exaltada por las cosas sobrenaturales que me invadían cada vez en mayor número en medio del rudo tratamiento que soportaba de exterior, estaba llena de las representaciones más sublimes sobre Dios y el orden del Universo”. El aspecto religioso de estas representaciones sorprende a Schreber, ya que éste no se considera “un verdadero creyente en el sentido de nuestra religión positiva”. En estos días, leerá en el periódico su propio aviso de defunción, entendiendo que “jamás habría de retornar a la sociedad humana”.

Inmerso en este “tiempo sagrado”, elaborará “los axiomas inherentes al orden del Universo”, que describen un complejo sistema metafísico y simbólico. El “orden del Universo” es una “construcción maravillosa” que se mantiene en equilibrio. Comienza a hablar de un dios superior y un dios inferior, de Ormuz y Arimán, y luego de una serie de arcontes que proyecta sobre la bóveda del cielo. El equilibrio de este Universo se rompe mediante el “Asesinato del Alma”. En Marzo de 1894, las voces denuncian la crisis desencadenada en los Reinos Divinos a consecuencia de un “Asesinato del Alma”, y Schreber declara que el siglo anterior hubo un asesinato del alma entre las familias Flechsig-Schreber, y que éste vuelve a intentarse.

Schreber siente que su enfermedad le ha hecho mantener relaciones con Dios contrarias al orden del Universo. En el orden del Universo, el Alma aspira, mediante una serie de purificaciones, a una “vida nueva”, la cual constituye un “estado de beatitud”, es decir, de goce ininterrumpido a través de la contemplación de Dios: “esta ebriedad permanente en el goce y al mismo tiempo en el recuerdo de su pasado humano, representa en efecto para las almas la dicha suprema”. Schreber señala que si bien la beatitud masculina es más elevada que la femenina, ésta es una sensación de voluptuosidad ininterrumpida.

EL DIOS DE SCHREBER

El Dios de Schreber está constituido de nervios, infinitos y eternos en los cuales reside su poder creador. Además del habla humana, Schreber distingue “una especie de lenguaje de nervios” del cual el ser humano corriente no es consciente, y al que compara con “las palabras recitadas en silencio”. Las experiencias de Schreber se rehúsan progresivamente a comunicación alguna, y van a requerir de un nuevo lenguaje. Éste lenguaje de Dios será una grundsprache (lengua básica) que Schreber caracteriza como un alemán algo arcaico, con muchas lagunas e incoherencias gramaticales y que se vuelve cada vez más lento, hasta convertirse en susurro permanente sin articulación perceptible.

Dios sólo establece relación directa con humanos en forma excepcional, y ésta se lleva a cabo mediante la “conexión de nervios”. Es a partir del asesinato del alma y la crisis causada por éste que Dios establecerá conexión con Schreber, quien considera que esta conexión depende únicamente de la voluntad de Dios: “la capacidad de maniobrar de tal manera los nervios de un ser humano es propia ante todo de los rayos divinos”.

EL DEVENIR MUJER DE SCHEBER

Al inicio del delirio, Schreber se resiste a su transformación en mujer, la cual siente como un abuso sexual de su cuerpo, como la forma en que Dios quiere “dejarlo tirado”, lo cual debe evitar mediante el pensamiento ininterrumpido. A partir de Noviembre de 1895, sin embargo, Schreber sentirá una voluptuosidad tal que le parece y tener un cuerpo de mujer, al punto de de que “ya no podía evitar seguir ignorando el término inmanente hacia el que se encaminaba todo el proceso”. En Julio de 1896, según registra Flechsig, Schreber le muestra el torso desnudo y le dice que tiene pechos casi femeninos. Llega así a la certeza de que la “eviración” era un imperativo absoluto del orden del Universo y “procurando un compromiso razonable”, aceptará que no le queda otra solución más que “hacerse a la idea de ser transformado en mujer” para ser fecundado por los rayos divinos. Schreber justifica su decisión pidiendo que no existe quien, “frente a la alternativa de volverse loco sin perder sus atributos masculinos o volverse mujer pero sana de espíritu, no optara por la segunda solución”. Considera que esta transformación es un proceso lento, que tomará cientos de años.

Durante toda su enfermedad, Schreber intenta diferenciar al Flechsig real del Flechsig de su delirio. Además, luego del período inicial de “tiempo sagrado” permanentemente se esfuerza por demostrar que se encuentra en condiciones de llevar una vida normal, reasumir sus funciones, y recuperar la administración de sus bienes, ya que su esposa le había sido puesto en interdicción.

En sus presentaciones judiciales, declara no tener intención de convencer a otras personas de la verdad de lo que le sucede: “dejo que el futuro decida si una transformación de mi cuerpo, fenómeno que pertenece a una esfera que se sitúa más allá de toda experiencia, deberá aportar más tarde la confirmación automática que espero”. Ofrece a los médicos su cuerpo para que puedan verificar la realidad de sus alegaciones sobre su cuerpo, el cual “de pies a cabeza está recorrido por nervios de la voluptuosidad como sólo ocurre en un cuerpo de mujer adulta, mientras que en el hombre (…) los nervios de la voluptuosidad están localizados únicamente en una zona que se circunscribe al sexo y a su proximidad inmediata”.

Se opone terminantemente a ser considerado un enfermo mental, declara no ser un peligro para nadie y señala que la prolongación de su internamiento no conlleva ningún beneficio, insistiendo en que el tiempo que le queda de vida no quiere pasarlo en un asilo donde sus facultades intelectuales son desaprovechadas, y carece de compañía. La solicitud de Schreber fue acogida por los tribunales tras algunos años, es dado de alta a los 60 años. Vive con su madre un tiempo, en 1902, y en 1903 se traslada a la casa de su esposa.

En 1907, se desarrolla una polémica entre las asociaciones de Leipzig que se acogían a la obra educativa del padre de Schreber, polémica que Daniel Paul Schreber es llamado a dirimir como representante de su familia, a fin de que ponga límites a los abusos del “nombre Schreber”. Ese mismo año muere su madre y al poco tiempo su esposa tiene un ataque de apoplejía. El 27 de Noviembre de 1907, en un estado de demencia profunda, es ingresado nuevamente a la clínica de enfermos mentales. Sabemos que muere el 14 de Abril de 1911.

FREUD Y SCHREBER

Freud va a diagnosticar a Schreber como paranoico, y a interpretar su historia, de acuerdo con sus teorías, como la historia de una distorsión sexual: la homosexualidad reprimida. Freud consideraba que en la base de la paranoia existía un afecto de carga positiva dirigido a figuras del mismo sexo, el cual, al no poder expresarse debido a la represión, invertía su carga para luego proyectarse: “yo no lo amo, él me odia”. De este modo, según Freud, lo reprimido adentro, retorna desde afuera. Posteriormente dirá, encuadrando esta figura en el complejo de Edipo, que el paranoico había fracasado en sublimar su deseo de la madre mediante la identificación con el padre, y se había identificado con la figura materna, lo que significaba asumir una posición pasiva, femenina, frente al padre.

En el libro de Freud sobre Schreber, la cadena argumentativa es muy simple: Flechsig sustituye al padre de Schreber, fallecido en su adolescencia; Schreber ama todavía más a Flechsig porque lo ha curado de su “primera enfermedad”. Sin embargo, la conciencia masculina se rebela contra este amor homosexual, y Schreber percibe a Flechsig como perseguidor y enemigo. Flechsig y los demás elementos del delirio, el Sol, Dios, serían imágenes del padre amado convertido en perseguidor. Posteriormente, en parte debido a la crítica que recibe de Jung en esta época y a propósito de este caso, sobre la naturaleza sexual de la líbido, Freud revisará sus planteamientos sobre el mecanismo paranoico y va a sostener que, al igual que en la generalidad de las psicosis, se produce un retroceso de la líbido a un estado de desarrollo pre-objetal, es decir, anterior a la madurez del desarrollo libidinal en el cual la líbido se dirigiría hacia objetos externos; la líbido retrocedería hacia un estadio que Freud denomina “narcisista”, eminentemente subjetivo, que sería propio de la época en que el sujeto aún no se constituía como tal y permanecía unido a la madre. Este retroceso implicaría que la realidad tal como existía para el sujeto deja de existir, al quedar desprovista de la carga libidinal que la sostenía, “desastre libidinal” experimentado en forma característica como un acabo de mundo. La paranoia sería, en este esquema, los intentos del sujeto por restablecer la realidad, de volver a investir libidinalmente el campo externo.

UNA MIRADA DESDE LA ASTROLOGÍA EVOLUTIVA

Veamos ahora, someramente, algo de información sobre el Alma de Schreber en su carta natal usando Astrología Evolutiva.

Carta natal de Schreber

Plutón se encuentra en la Casa III, en Aries, retrógrado. El Nodo Sur de la Luna está en la Casa VII en Cáncer, conjunto a Mercurio y Marte en la Casa VII en Cáncer. El regente del Nodo Sur, la Luna, se encuentra en la Casa II en Piscis. El Nodo Norte se encuentra en la Casa I en Capricornio, en conjunción con Júpiter y el regente Saturno, ambos retrógrados, y ambos en la Casa I en Capricornio. Saturno está en sextil con la Luna, en oposición a Mercurio. Mercurio está en oposición a Júpiter. Plutón está en cuadratura con el eje de los nodos. Plutón forma los siguientes aspectos: cuadratura al eje nodal, cuadratura con Mercurio y Marte, cuadratura con Júpiter, sextil con Neptuno en la Casa II en Acuario, retrógrado. Semicuadratura con la Luna y sesquicuadratura con Venus en la Casa VIII en Virgo, el cual está en oposición a la Luna, en trígono con Saturno y en sextil con Mercurio.

Entorno familiar

Esta configuración demuestra que Schreber nació en un entorno familiar en el cual sus necesidades emocionales y su expectativa de ser reconocido en su identidad propia, protegido, y nutrido, no fueron satisfechas. No sólo sus necesidades emocionales no fueron correctamente identificadas y suplidas, sino que el feedback emocional que recibió fue lo contrario de lo que esperaba, en el sentido de haber recibido agresión o violencia del entorno familiar. Esta violencia habría sido de carácter físico, emocional y verbal, y eventualmente sexual. Estas experiencias de la niñez habrían tenido el efecto de generar estados emocionales extremadamente intensos de inseguridad y desvalimiento. Sus reclamos no habrían sido atendidos. Estas dinámicas habrían dañado su cuerpo emocional, así como su auto-imagen. El entorno familiar habría sido orientado al control y la represión de su naturaleza emocional e instintiva (Mercurio y Marte conjuntos al Nodo Sur en la casa VII en Cáncer, en cuadratura con Plutón en la Casa III en Aries, la Luna en sesquicuadratura con Marte). Estos temas están fuertemente marcadas en esta carta, lo que demuestra que se trata de dinámicas que impactaron a Schreber de manera especialmente importante, afectando su configuración emocional y su auto-imagen, su sensación inherente de seguridad, y reprimieron su naturaleza instintiva. Además, generaron una inseguridad sobre su pensamiento, es decir, sobre su capacidad de ordenar racionalmente la realidad circundante.

La educación de Schreber

La carta habla de la aplicación sistemática y metódica de técnicas represivas en el entorno temprano y en la educación, y la vigencia inapelable de elementos de tipo ideológico como factores condicionantes. Es decir, no sólo existían prácticas represivas del aparato instintivo (Aries, Marte, la Casa I) y de la naturaleza emocional (Cáncer, la Luna), y de la movilidad exploratoria natural (Casa tres), sino que, según muestra la carta natal, existía un discurso sistemático de justificación de tales prácticas, que impactó mentalmente a Schreber, por cuanto debía de alguna manera manifestar su conformidad con este discurso “racional”, aún cuando ello implicara que lo que él sentía, valoraba, o pensaba, sería considerado “incorrecto” o “malo” (Mercurio conjunto a Marte y el Nodo Sur en la casa VII en Cáncer, en cuadratura con Plutón en la Casa III en Aries, y en oposición a Saturno y Júpiter en la Casa I en Capricornio; los aspectos de Plutón con mercurio, Marte y Júpiter, y su regencia en el Medio Cielo en Escorpio).

Una indagación de este tipo habría llevado a encontrar que, en efecto, el padre de Schreber, que fue considerado por mucho tiempo e incluso hasta el día de hoy, como un gran educador, puso en práctica su completo sistema pedagógico en su propio hogar, monopolizando poder, conocimiento y autoridad. Cabe señalar que un hermano de Paul Schreber, químico y abogado, se suicidó poco después de su nominación como Consejero del Tribuna del Dresde, en 1877, a los 35 años. Asimismo, la carta indica que se trata de ideas sobre la educación que se encontraban en pleno desarrollo en el contexto de la sociedad en que nació Schreber.

Schreber dice en sus Memorias: “pocos hombres habrá que hayan sido educados en principios morales tan severos”. Hay que notar que la autoridad moral del padre en el hogar tenía el respaldo de su condición de médico eminente, en una época en que la mirada médica inicia su conquista del poder ideológico (Plutón en la Casa III en Aries, rigiendo las casas X y XI). Es decir, el padre de Schreber encarnaba un saber científico, y consideraba, según sus palabras, que un educador es un hombre que tiene respuesta para todo. Su sistema educativo era completo: era necesario que el “paciente” o el niño fuera totalmente dócil, lo que sólo se adquiere con un entrenamiento muy precoz. La obediencia absoluta juega aquí un papel fundamental, y el entrenamiento temprano se encamina a producir este condicionamiento frente a la autoridad.

Sus principios pedagógicos, de acuerdo con sus obras, eran los siguientes: 1) El niño es malo por naturaleza. Se lo debe aislar de su naturaleza y someterlo a un adiestramiento moral y físico; 2) El niño debe aprender precozmente el “arte de la renuncia”, considerado fundamental para el proceso educativo. Para ello, debía provocarse en el niño un deseo que luego no será satisfecho pese a sus reclamos. La niñera, con el niño en las rodillas, debe comer y beber sólo para incitar el apetito y el deseo del niño, y oponerse a éste. El Dr. Schreber despidió inmediatamente a una niñera que dio al niño Schreber un trocito de pera, contraviniendo las órdenes; 3) El adulto debe controlar las tendencias del niño, y su cuerpo, para lo cual el Dr. Schreber diseñó sus ejercicios gimnásticos, los baños fríos y calientes alternados a partir de los tres meses de edad, y una serie de gadgets o dispositivos ortopédicos que coercionaban mecánicamente la postura corporal de los niños, para mantenerlos erguidos, para impedir ciertos movimientos, para impedirles tocarse a sí mismos. El padre de Schreber esperaba ser amado o venerado por sus hijos, anhelaba el agradecimiento de estos por su educación (Venus en trígono con Saturno, la Luna en sextil con Saturno, con Venus rigiendo la casa V y la Luna rigiendo la Casa VII). Esto significa que, junto a la presión directa ejercida sobre Schreber mediante las prácticas disciplinarias y el discurso, existía una manipulación emocional, basada en las propias inseguridades del padre educador (que compensaba mediante su certeza absoluta sobre todos los aspectos de la vida de sus hijos); y que, en consecuencia, contradecirlo, cuestionarlo o desobedecerlo, sería interpretado como un error desde una perspectiva racional y científica, pero además como una ingratitud, y la manipulación del padre (y la madre) generaría sentimientos de culpabilidad, el sentimiento de de ser inherentemente malo y de merecer sufrir.

Estas dinámicas sadomasoquistas en el hogar de Schreber y en su personalidad, están indicadas en la oposición Venus Luna en Virgo y Piscis, en las casas II y VIII, con Venus rigiendo la Casa IV; y la conjunción Saturno Júpiter con el Nodo Norte relativa a la cuadratura de Plutón al eje nodal, con Júpiter rigiendo la Casa XII. La Luna en la Casa II en Piscis opuesta a Venus en la Casa VIII en Virgo, en semicuadratura con Plutón en Aries, siendo la Luna regente del Nodo Sur en la Casa VII en Cáncer, conjunto a Marte, indica también el retroceso de la madre frente al deseo y la oralidad natural del niño en la etapa de amamantamiento, interpretado como rechazo y ocasionando, por la vía de la idealización de la madre, un temor sobre la propia naturaleza de deseo.

Más específicamente, estos símbolos se refieren a una madre que incita el deseo oral del hijo, pero que sin embargo es incapaz o se presenta como incapaz de contener o enfrentar esa naturaleza de deseo biológica y emocional (la conformidad de la madre en la enseñanza del “arte de la renuncia”, una “relación armoniosa” entre el padre y la madre reflejada en el sextil de la Luna con Saturno), una madre que retrocede ante ese deseo y cuyo desasimiento genera en el niño el temor a que sus ansias orales, sus impulsos amorosos y su búsqueda de seguridad dirigidos a la figura materna, puedan destruir a la madre, o de que su amor, sus ansias, puedan contaminarla.

La “forclusión del nombre del padre”

Resulta claro que existía en el hogar de Schreber una fuerte presión para adaptarse, por conformarse a la “forma correcta” de pensar, sentir y relacionarse, y para aceptar la validez de todo un conjunto de ideas y explicaciones que eran el fundamento ideológico de esa “forma correcta”. La vigencia de esta ideología era excluyente: era necesario rechazar todo lo que se oponía a ella. No se toleraban puntos de vista disidentes. Ni siquiera se los escuchaba. Este punto es importante, ya que para un niño el ser escuchado, entendido y creído, aunque sea por una única persona, es necesario para definir la relación que va a establecer con el universo simbólico. Con Plutón en la Casa III, y Escorpio en el MC regido por Plutón, y la cuadratura de este al eje nodal, Mercurio y Júpiter, resulta claro que la aceptación del niño Schreber en el mundo del lenguaje, en el mundo adulto, estaba condicionada a su renuncia a cualquier pensamiento que no validara de manera más o menos directa la ideología familiar. Hay que tomar en cuenta que se trata de una familia ilustrada, identificada en extremo con un rol social, el cual se ejerce mediante la razón –intelectuales, educadores, médicos; una familia para la que reviste una importancia suprema el estar en lo correcto, y para la cual la razón constituye el único medio de elevarse por sobre una naturaleza que se considera inherentemente mala.

La carta natal permite entender que cuando niño, Schreber fracasó en sus intentos de confrontar a la autoridad familiar (la cuadratura de Júpiter en la Casa I en Capricornio y Mercurio en la casa VII en Cáncer con Plutón en la Casa III), y que esto le trajo como consecuencia carecer de interlocutores. Frente a este rechazo, debió replegarse en sí mismo, experimentando un aislamiento doloroso que, considerando que debía contener por sí mismo sus emociones, tiene que haber producido una apertura al mundo de la fantasía llevándolo a la sensación de carecer de límites. Esto está indicado en la posición del regente del Nodo Sur en la Casa VII en Cáncer, la Luna, en la Casa II, en Piscis. Esta Luna está regida por Neptuno, que se encuentra también en la Casa II, en Acuario, regido a su vez por Urano en la Casa III en Piscis. Esto muestra que el retraimiento, la negativa a aceptar la “castración simbólica”, implicaba una rebelión frente a esta autoridad externa y constituía una forma de decir lo que no se aceptaba que dijera mediante palabras. La falta de validación por otro en el diálogo, la condición de aislamiento y la fragilidad de su estructura mental, implicaron una fuerte compresión a nivel mental, una inseguridad básica sobre la corrección racional o la validez de lo que pensaba. A diferencia de lo que ocurre con la mayoría de las personas, en el caso de Schreber, cada palabra podía tener significados devastadores, afectando potencialmente todas sus construcciones mentales. El Dios de Schreber será un Dios que le habla, que va a devenir puro lenguaje, un lenguaje que al comienzo no entiende pero que luego comienza a entender, y con el que mantiene una relación de diálogo.

La transformación en mujer

El punto de vista del Psicoanálisis de Freud y de Lacan implica que la participación en el universo simbólico mediante el lenguaje está supeditada a la sexuación. El sujeto debe aceptar la castración, la cual define la posición que va a tener en este universo, el tipo de carencia-castración o envidia del pene- que le va a permitir aceptar la falta de plenitud de la experiencia que es condición de una relación normal con los objetos mediante el lenguaje: un lenguaje coherente, poco significativo, adecuado para el funcionamiento social, pero cuyo fundamento último está dado por la ley, el “nombre del padre”. Schreber no aceptará estas reglas, y por lo tanto, su participación en el universo simbólico está amenazada por la fragilidad, y también su identidad sexual.

A lo largo de innumerables vidas, el Alma integra lo masculino y femenino que le son inherentes en formas concretas. La carta natal de Schreber no muestra que éste deba “convertirse en mujer”. Sin embargo, sí muestra que su encarnación como hombre es reciente, es decir, que está comenzando un ciclo nuevo, luego de una larga serie de vidas en que su Alma encarnó

Los sistemas espirituales hacia los cuales ha gravitado incluyen formas religiosas devocionales, el ocultismo, y el gnosticismo, entre otros. La carta muestra a un Alma que además ha estado definida por un sentido de responsabilidad hacia la comunidad, y asumido roles sociales en el tiempo de la transición del matriarcado al patriarcado (el eje nodal de la Luna en relación con los nodos de Júpiter, Saturno y Plutón). Asimismo, muestra encarnaciones pasadas de espiritualidad vinculada al Cristianismo (la Luna en Piscis regente del Nodo Sur de la Luna, opuesta a Venus en Virgo). La carta muestra asimismo las distorsiones producidas por el patriarcado en la espiritualidad, sufridas como mujer (el asteroide Lilith está en Capricornio, Casa I, conjunto a Saturno, Júpiter, y el Nodo Norte, conjuntos también a la Luna Oscura de Lilith; la Luna Negra de Lilith está conjunta a la Luna, en Pisicis, casa II, opuesta a Venus en Virgo en la Casa VIII). De partida, se trata de un Alma nacida en esta vida con rabia no resuelta debida a violencia y victimización experimentada en encarnaciones anteriores como mujer. Asimismo, la distorsión emocional producto del condicionamiento patriarcal han producido una rebelión contra su propia naturaleza femenina, y su naturaleza emocional, lo que se ha traducido en un conflicto con compromisos familiares, y pérdidas o duelos traumáticos. Estos traumas se han producido por partidas en viajes en búsqueda de sistemas de conocimiento, a lo largo de muchas vidas. El conflicto con su vida emocional, expresado en el conflicto entre su vida familiar y su vida espiritual. Por ello, los conflictos inherentes entre estos diversos sistemas de conocimiento a través de los cuales en definitiva se ha apartado de su vida interior, han implicado que creara un desequilibrio entre los hemisferios cerebrales derecho e izquierdo, que cortocircuita y dificulta, nuevamente, la experiencia interior. También había generado intensos sentimientos de culpabilidad a partir de estas experiencias.

Estos símbolos muestran también muestra el viraje hacia una espiritualidad definida por la falta, en que se plantea un conflicto inherente entre el espíritu y el cuerpo o “la carne”, y un deseo de someter la naturaleza de deseo, la naturaleza sexual natural, considerada “oscura”, a fin de ascender hacia lo espiritual, “luminoso”, y también el énfasis en el conocimiento secreto como medio de alcanzar la liberación respecto a la materia.

La experiencia de ser mujer y la experiencia de ser hombre son diferentes, porque están condicionadas por arquetipos distintos de la relación con el cuerpo y con el otro. La experiencia interna de una mujer está más conectada con el fenómeno de la vida a través de sentidos internos, y consciente o inconscientemente, con la Fuente de la vida. Por ello, su atención está preparada para escuchar internamente la vida que se gesta en su interior y los flujos asociados al proceso reproductivo. Esta interioridad de la experiencia implica un mayor desarrollo del tacto, el oído, el olfato. Implica una mayor capacidad natural para compartir. El hombre se orienta en cambio a experiencias más externas, dado que posee una capacidad menor de escucharse a sí mismo, se relaciona con la existencia a través de un impulso a penetrar, a adentrarse en lo exterior. El hombre tiene una mayor relación con su entorno a través de la visión, para perseguir objetos o bien para anticipar su llegada o su recorrido. El hombre en consecuencia se representa a sí mismo, mientras que la mujer se siente a sí misma, el hombre se representa su vida como una trayectoria mientras que la mujer se experimenta a sí misma momento a momento. Está diferencia entre el ser mujer y el ser hombre está exacerbada y distorsionada por el condicionamiento patriarcal, por las formas de vida que se impusieron a la mujer, enclaustrándola en un espacio doméstico, y reservando la exterioridad al hombre. Además, por el arquetipo del sadomasoquismo expresado en mitos tales como el Mito del Jardín del Edén, en que la mujer se instituye en responsable de la caída espiritual del hombre, y queda obligada a expiar por esa culpa. Es decir, en general la mujer traduce su experiencia para los otros en términos de su experiencia interior, y el hombre traduce su experiencia interior en términos de su logro, de su trascendencia. Evidentemente, la educación de Schreber y el tipo de expectativas sociales y familiares lo distanciaron de su experiencia interior, tanto de aquella almacenada en su memoria de vidas pasadas como de la vivida con una sensibilidad aún de mujer en su encarnación como hombre, principalmente debido al conflicto creado entre la vida emocional y familiar (Cáncer) y la vida espiritual.

Astrológicamente, la transición del matriarcado al patriarcado comenzó  en la sub-era de Capricornio de la Era de Cáncer, alrededor del 6.500 a.C . Ahora bien, el Nodo Sur de Plutón (así como el Nodo Sur de Saturno) se encuentra, en la época de nacimiento de Schreber, así como en la época actual, en Capricornio, con el Nodo Norte de Plutón (y el de Saturno), en Cáncer. Esto significa que el propósito evolutivo actual, para toda la humanidad, luego de haber estado fundamentalmente condicionado, por el patriarcado, a encontrar sentido en la exterioridad (Capricornio), se encamina a desplazar nuevamente la conciencia hacia la vida interior, el templo interior. Estos símbolos también significan la necesidad de integración de lo masculino y lo femenino.

Introducción

Mucho se ha escrito sobre Gabriela Mistral, su obra poética, su labor educativa y política, y sobre su vida. Las recientes declaraciones de Doris Dane, poco antes de su muerte, y la revelación de importantes documentos y cartas de la poeta han cuestionado para algunos la valoración que se había hecho de su obra. En gran medida, la valoración que durante muchos años se hizo de su obra poética se hizo en función de estereotipos culturales y sociales chilenos y latinoamericanos sobre el rol de la mujer. Existió en este sentido una apropiación de la persona pública, de la voz poética y educadora de Gabriela Mistral, para ponerla al servicio de ideales nacionales. Esta apropiación valoró su obra como una idealización estoica de la mujer campesina, de la mujer pobre, de la mujer fundamentalmente reproductora de la nación y de la raza, y sujeto pasivo de todo tipo de sufrimientos. Estas aproximaciones a su lectura también quisieron contar con una figura coherente: su labor educativa, su obra poética, y su vida personal, tres dimensiones de Gabriela Mistral sujetas a una misma ley, la ley del proyecto nacional, normalizador.

Desde la perspectiva de la Astrología Evolutiva, podemos ver, sin embargo, que estas tres dimensiones tienen razones y modos que son dispares: no se trata de un personaje plano, no es la mujer simple que algunos quisieron, que actuara en todo ámbito de cosas por las mismas motivaciones o de acuerdo a unas mismas dinámicas. En este artículo analizaremos brevemente estos aspectos de su vida, a partir de su carta natal.

Su carta natal

En su Carta Natal, Plutón está en la Casa II en Géminis. El Nodo Sur de Plutón está conjunto al Nodo Sur de la Luna, ambos en la Casa X en Capricornio. El regente, Saturno, en la Casa V en Leo, retrógrado. El Nodo Norte de Plutón está conjunto al Nodo Sur de la Luna, ambos en la Casa IV, en Cáncer. El regente, la Luna, está en la Casa IV, en Cáncer, conjunta al Nodo Norte de la Luna. Júpiter en la Casa X en Capricornio está conjunto al Nodo Sur de la Luna. Urano en la Casa VII en Libra, retrógrado, está en cuadratura con el Eje Nodal de la Luna. Urano está en oposición al Sol en la Casa I en Aries, que también está en cuadratura con el Eje Nodal, y en trígono con Saturno. Plutón está en conjunción balsámica con Neptuno en la Casa II en Aries; en sextil con Mercurio en la Casa XII en Aries; en semisextil con Marte en la Casa II en Tauro, en semisextil con la Luna en la Casa IV en Cáncer; en semicuadratura (en la fase nueva) con el Sol en la Casa I en Aries; en biquintil (216°) con Júpiter en la Casa X en Capricornio; y en sesquicuadratura (fase gibosa) con Urano en la Casa VII.

Carta natal de Gabriela Mistral

Esta signatura muestra que su Alma ha tenido a lo largo de muchas encarnaciones un deseo fundamental de encontrar el sentido de su propio valor, a descubrir y entender desde dentro sus recursos inherentes para sobrevivir en términos materiales y emocionales. Se trata de un foco de conciencia fuertemente interiorizado, que ha tendido, por el necesario retraimiento, a sentirse aislado de la corriente principal de la vida.

En el pasado, esta Alma ha buscado su sentido de valor y de aptitud personal para sobrevivir mediante el desarrollo de su intelecto, buscando establecer el sentido de su autoridad personal en el contexto de la sociedad. Es decir, ha querido ser valorada socialmente, a fin de contribuir con el aporte personal de su valor a la supervivencia y el bienestar del todo social, asumiendo ya en el pasado posiciones de liderazgo o de relativo poder social, grupal o comunitario. Para asumir funciones de liderazgo social, ha debido soportar todo tipo de presiones que han querido controlar y ajustar ese liderazgo a los patrones de valores dominantes en las distintas sociedades en que se ha encarnado. Estas presiones han generado crisis en sus relaciones con las personas y las instituciones que han tenido un efecto traumatizante (Urano en la Casa VII en Libra en cuadratura con el Eje Nodal de la Luna).

Estas crisis han estado asociadas a su descalificación y a la pérdida de las posiciones de autoridad, en la medida en que no ha aceptado conformarse a estas presiones (Saturno, regente de los Nodos Sur de la Luna y de Plutón en la Casa V, en Leo, retrógrado). A la vez han generado en su Alma dudas sobre su propio valor, en la medida en que han resultado en un fracaso relativo de su propósito de contribuir al bienestar del todo social y de ver su sentido de los valores y de su valor confirmado por la sociedad. Estas dudas han profundizado necesariamente la búsqueda desde dentro de su propio valor, y de sus recursos personales para enfrentar el problema de la sobrevivencia, pero han aumentado su aislamiento.

Esta posición de Saturno, y el trígono con el Sol en la Casa I en Aries, muestran asimismo que su estructura de conciencia ha rechazado el influjo de todo tipo de presiones, y que su sentido de orgullo intrínseco es incapaz de admitir ajustes de sus propósitos a las presiones de la sociedad. En este contexto, la conjunción de Júpiter con el Nodo Sur de la Luna, con Júpiter como regente de la Casa IX, muestra que independientemente de no haber recibido en el pasado evolutivo el merecido reconocimiento, su accionar en la sociedad estuvo siempre definido por estándares éticos elevados que intentó traspasar a la sociedad.

Sin embargo, las experiencias de no reconocimiento y de destitución, los traumas en las relaciones personales vinculados con estas experiencias, han originado en su Alma dudas sobre su propio valor y además, sentimientos de culpabilidad, que a su vez han tendido a perpetuar la interiorización de la conciencia hasta el punto del aislamiento y la alienación, enfatizados por la dificultad creciente de poder confiar en otras personas.

En algún punto, el carácter de estos traumas originó el deseo de establecer un sentido de propósito independiente de las valoraciones sociales, de llevar una vida común y cultivar una experiencia de ser al margen de reconocimiento y la importancia social, vidas de familia definidas por experiencias emocionales, de cuidar, nutrir y criar. Ahora bien, debido a que seguía estando en juego un propósito fundamental de auto-sostenimiento emocional y material, estas vidas “simples” también estuvieron expuestas a experiencias de trauma, por pérdidas o rupturas inesperadas de relaciones personales o familiares, en razón de los elementos de dependencia emocional respecto a estas dinámicas. Es el carácter de estos traumas el que ha generado que su Alma haya oscilado, a lo largo de toda una serie de vidas, entre estos tipos de áreas de desarrollo: lo social definido por la responsabilidad, y lo familiar definido por lo emocional. En este sentido, es claro que Gabriela Mistral nace en esta vida como un Alma traumatizada.

Dados los planetas que se encuentran en fase balsámica con Plutón- Marte, Venus y Neptuno, que rigen su Casa I, II, VII y XII-es claro que su Alma intenta culminar un ciclo completo de experiencias para poder iniciar un ciclo nuevo, y que, por lo tanto, para lograr esa culminación, buscará recrear todas las experiencias, dinámicas y situaciones del pasado para resolver aquello que haya quedado no resuelto en el pasado, incluyendo el tipo de traumas que ya antes experimentó. De ahí su traumática vida: el abandono de su padre a los tres años de edad, el suicidio de su amor Romelio Ureta, el suicidio de su hijo Yin Yin, el ostracismo social, la alienación, confrontaciones ideológicas y presiones políticas, destituciones, grandes dificultades para sostenerse en términos económicos, la experiencia de no ser comprendida y más aún de ser juzgada y descalificada en términos personales, etc.

Teniendo esto en cuenta es posible ver las distintas facetas de su personalidad que se expresaron en ámbitos distintos como su labor de educadora, su obra poética, y su vida personal y amorosa. En el caso de Gabriela Mistral, estos ámbitos sí están unidos de cierta forma, por la experiencia de ser una mujer que tiene mucho que decir, mucho que aportar, en el contexto de una sociedad patriarcal en que la mujer debe situarse por debajo del hombre. Más aún si se trata de una mujer humilde.

La educadora

Si bien es claro que Gabriela Mistral participó en proyectos educativo nacionales, en Chile y en México, su carta Natal muestra que no actuó en ellos como una extensión vicaria de idearios políticos de la clase dominante. Hay en su proyecto una lucha personal, por la cual acepta todo tipo de limitaciones y dificultades impuestas por los poderes sociales, y cuyos resultados serán a la vez, en gran medida, “capitalizados” por estos mismos poderes, pero cuyo propósito es eminentemente contribuir a la liberación de los oprimidos, y particularmente, a la mujer.

«Mucha consideración rodea entre nosotros un acta de independencia que en verdad independizó a un décimo de la población; mucha dignidad otorgamos a una constitución que nos llama libres ‘a todo trance’ y que nos ha echado sobre el cojín de pluma de la confianza, desde el cual no levantamos la cabeza para saber si seguimos siendo libres; mucha oda y mucho orfeón enderezamos en torno de nuestros héroes políticos»

“La masa de un pueblo necesita capacitar, en breve tiempo, a sus hombres a y a sus mujeres para la luchar por la vida” ( Mistral, 1999.28)

Es necesario tener presente que el país en que la Mistral inicia su labor pedagógica está marcado por la desigualdad de clases y de etnias, tanto como por la desigualad de género. Ella misma se compara con Sor Juana Inés de la Cruz, quien como tantas de mujeres a lo largo de los siglos, sigue la vida de monja no por vocación religiosa sino como única vía socialmente admisible de que la mujer pueda instruirse. Su carta natal muestra que su Alma ha experimentado ya en el pasado y se ha rebelado contra este tipo de restricciones impuestas a la mujer.

“En todas la edades del mundo en que la mujer ha sido la bestia de los bárbaros y la esclava de los civilizados,! cuánta inteligencia pérdida en la oscuridad de su sexo!, cuántos genios no habrán vivido en la esclavitud vil, inexplotados ignorados!

Instrúyase a la mujer; que no hay nada en ella que le haga ser colocada en un lugar más bajo que el del hombre. Que lleve una dignidad más al corazón por la vida: la dignidad de la ilustración. Que algo más que la virtud le haga acreedora al respeto, a la admiración, al amor. Tendréis en el bello sexo instruido, menos miserables, menos fanáticas y menos mujeres nulas. Que con todo su poder, la ciencia que es Sol, irradie en su cerebro.

Que la ilustración le haga conocer la vileza de la mujer vendida, la mujer depravada. Y le fortalezca para las luchas de la vida. Que pueda llegar a valerse por sí sola y deje de ser aquella creatura que agoniza y miseria si el padre, el esposo o el hijo no la amparan.

¡Más porvenir para la mujer, más ayuda!

Búsquesele todos los medios para que pueda vivir sin mendigar protección.”

Algunas feministas criticaron a la Mistral por el énfasis en la maternidad como elemento de su propuesta feminista. Si bien es cierto que ello es en parte expresión de sus propios deseos de tener hijos biológicos, y en parte también de su actitud maternal hacia los niños en general, por otra parte su feminismo se alínea con una postura más natural que la de las feministas que proponen renunciar a la maternidad. Plutón en la Casa II se correlaciona con el instinto natural de reproducir la especie, expresión del instinto de supervivencia. A la vez, la modificación de los roles de género que de forma creciente han llevado a que los hombres asuman funciones relativas a la crianza, permitiendo una liberación creciente de las mujeres respecto a ese papel, que no es una figura nueva en la historia de la especie pero sí un capítulo nuevo tras los largos siglos del patriarcado que ahora comienza a declinar, tendría que esperar, para comenzar a implementarse de forma efectiva, hasta la generación de Plutón en Leo, es decir, bastantes años más tarde.

Es claro, de todos modos, que Gabriela Mistral tuvo algunas contradicciones en su propuesta para las mujeres, en su valoración de la mujer. Como cuando señala, en su correspondencia “Yo te lo digo por la última vez y con más energía que nunca, no soy digna de atar las correas de tu calzado. Soy una pobre mujer”. Estas contradicciones se deben, según su carta natal, a los problemas enfrentados en la historia de su Alma que afectaron su capacidad para valorarse personalmente. Con todo, su propuesta vertida en diversos textos y en su infatigable labor, fue consistente con el ideal de educar para liberar. Liberar, eso sí, mediante el expediente de proporcionar medios para poder insertarse de manera menos desventajosa en la sociedad. Y también es claro que enfrentó las consecuencias de tener posturas radicales para su época, siendo marginada y duramente criticada, enfrentando la soledad por su desafiante actitud frente a la hipocresía y la comodidad imperantes en el ámbito político y social:

“Tres manchas tengo hasta hoy para esa gente que no ha evolucionado, porque, para mi tierra, la Colonia no pasa todavía: mi democracia, mi independencia religiosa y mis servicios en una escuela rural”


Sus relaciones personales

Las relaciones personales de Gabriela Mistral, las dolorosas experiencias y su insatisfacción en las relaciones íntimas a lo largo de su vida, aparecen en su carta natal como un reflejo de la relación de ella consigo misma. Su sentido del propio valor está dañado, por haber querido darlo todo a la sociedad, en los términos de la sociedad, y haber recibido de vuelta, a lo largo de muchas vidas, desprecio, destitución, descalificación. Estas experiencias la han agotado y la han llevado a tomar sobre sí mucho de esas valoraciones. Ella misma ha llegado a despreciarse, y como consecuencia de ello, a despreciar todo lo que a ella le ha parecido personalmente valioso, y todo aquello en lo que ha llegado a involucrarse personalmente. Su carta la muestra reconcentrada en esta experiencia interior, aislada del resto de la vida. El significador de la Casa VII y de la Casa II-Venus-está en la Casa II en Tauro; el significador de la Casa XII-Neptuno-está también en la Casa II, conjunto a Plutón, que también está en la Casa II. Marte, que rige al Ascendente Aries, está también en Tauro, en la Casa II. Tomando en cuenta que el Nodo Norte de la Luna, así como el Nodo Norte de Plutón, están en la Casa IV en Cáncer, y que los “pasos saltados” representados por la cuadratura de Urano en la Casa VII a los Nodos Lunares tienen su resolución en el Nodo Norte de la Casa IV, es evidente que sólo podría llegar a tener relaciones personales con otras personas en la medida en que sanara, en forma progresiva, su relación con ella misma. Asimismo, es evidente que los traumas experimentados en las relaciones personales habrían tenido por propósito llevarla a conectarse intensamente con su cuerpo emocional, con la intención de hacer posible una reformulación de su auto-imagen y de su relación con ella misma en términos emocionales. Venus en la Casa II en Tauro está en inconjunción con Urano en la Casa VII en Libra. Mientras no lo hiciera, seguiría proyectando sus necesidades de aceptación y validación en los demás, sólo para experimentar decepciones, rupturas dolorosas y nuevos traumas.

YinYin

“Pienso lo mismo que San Francisco, sobre mi tristeza. Él la llamaba la enfermedad de Babilonia. Yo he sido, sin embargo, un espíritu desesperado, amargo y enviciado en su amargura, como en una droga diabólica. Una de mis mudanzas es mi busca de la alegría. La busco hoy con una preocupación casi infantil. Me creo la alegría de mañana; al levantarme, pienso en la de hoy. […] Procuro, en primer lugar, no tener esas horas muertas en que el alma se va hacia la tristeza como el ciervo al agua, naturalmente. (Mistral 19)”

La relación de Marte y Venus en fase nueva en la Casa II en Tauro indican que su Alma se propone iniciar un ciclo nuevo de desarrollo en sus patrones de relaciones, y que este ciclo nuevo debe traer a culminación todas las dinámicas anteriores de relaciones en términos de cómo se ha relacionado consigo misma. Esta relación consigo misma, independientemente del logro social, externo, basada en la aceptación, validación emocional, nutrición, cuidado, es el punto de partida de cualquier cambio en los patrones de relaciones con otros. Gabriela tenía que aprender a amarse a sí misma.

“Viene lo peor, viene el veneno de la gente. Tengo yo una susceptibilidad que la llamaría trágica. Yo soy todavía tan tonta, que le pido perfección a la gente [sic]. Me duele horriblemente que me maltraten en lo que me importa más: en mí misma, no en mis versos, que he abandonado hace tiempo a las lancetas. Por esta susceptibilidad, abandono fácilmente a un amigo o a una amiga. Los dejo cuando no me viene de ellos fuerza para vivir, consuelo y verdad. Les exijo que sean ricos interiormente para no aburrirme; que tengan una vida, como intereses espirituales, efectivos. Todo esto es demasiado pedir, lo reconozco, pero sigo exigiendo”

Estos símbolos hablan también de una poderosa naturaleza sexual y sensual, de una sexualidad que requiere mantenerse activa y que de lo contrario producirá todo tipo de distorsiones emocionales, psicológicas, energéticas: en el caso de Gabriela, esto se tradujo en su depresión, en la perpetuación del odio hacia sí misma. Una naturaleza de deseo exorbitantemente material, aún con una fuerte tendencia a volcarse en todo tipo de imágenes, hasta el punto de poder llevarla a perder el sentido de realidad, y muchas veces, a relacionarse más con la imagen que tiene del otro-o la imagen que tiene de sí misma a partir de la imagen que se hace de cómo es ella para el otro, que directamente con el otro.

“Cada día veo más claramente las diferencias dolorosas que hay entre Ud. -luna, jazmines, rosas- y yo, una cuchilla repleta de sombra, abierta en una tierra agria. Porque mi dulzura, cuando la tengo, no es natural, es una cosa de fatiga, de exceso de dolor, o bien, es un poco de agua clara que a costa de flagelarme me he reunido en el hueco de la mano, para dar de beber a alguien, cuyos labios resecos me llenaron de ternura y de pena.»

«No dudo de dios, no; dudo de mí, veo todas mis lepras con una atroz claridad, me veo tan pequeña como los demás, escurriendo mis aguas fétidas de miseria por un mundo que es una carroña fofa.»

«¿Porqué le hablo tanto de mí ? No sé ; me parece un deber mío mostrarle todo lo que de malo y de amargo yo alojo dentro.»

«la vida me ha dejado un guiñapo sucio de las ropas magníficas que mi alma debió tener”

«Hoy me he visto tan miserable que he desesperado de ser capaz de hacer bien. A nadie, a nadie puede dar nada quien nada tiene”.

Se trata claramente de una naturaleza sexual en que la energía sexual y emocional requieren librarse en forma periódica. Dados los deseos y propósitos fundamentales existentes a nivel de su Alma de no establecer relaciones como mujer en las modalidades definidas por la sociedad patriarcal, es evidente que ella necesitaba establecer otro tipo de relaciones de tipo sexual, partiendo, en primer lugar, por un relación sexual física con ella misma, siendo eso expresión natural del énfasis del arquetipo de Tauro y la Casa II. Por otra parte, es obvio que el tipo de relaciones íntimas que a nivel del Alma necesitaba establecer-más allá de la relación con ella misma-entraba en conflicto con el sentido de aquello que debía realizar en la sociedad, y que según su carta, debía entregar a la sociedad-Júpiter conjunto al Nodo Sur de la Luna en la Casa X.

Jeffrey Wolf Green, creador del paradigma de la Astrología Evolutiva, trabajó durante varios años como voluntario haciendo consulta astrológica en un Centro de Atención de Minorías Sexuales. En este tiempo, estudió las correlaciones entre las orientaciones y dinámicas sexuales y los símbolos astrológicos. La astrología evolutiva es una ciencia natural, que opera mediante observación y correlación. Evidentemente, no existen signaturas astrológicas que determinen tal o cual “condición” sexual, como “marcas” de normalidad o “anormalidad” sexual, del mismo modo que a nivel del Alma no existen condiciones de normalidad o anormalidad. Estas son únicamente calificaciones meramente humanas que comparan tal o cual orientación, tales o cuales dinámicas, con lo que a la sociedad dominante o consensual le resulta familiar, y por lo tanto, correcto o válido. Lo que Jeffrey Wolf Green logró con sus observaciones fue una profunda comprensión, reflejada en los arquetipos y signaturas astrológicos, de por qué a nivel del Alma existe una naturaleza de deseo correlativa de tales o cuales necesidades y propósitos evolutivos. Estos deseos, necesidades y propósitos se han visto por su parte expuestos, en mayor o menor medida, y muchas veces a lo largo de muchas vidas, a la represión familiar, cultural y social en sociedades de carácter patriarcal, que van a condicionar la sexualidad natural y a generar, como resultado, que se presenten tales o cuales dinámicas sexuales, patrones de relación, etc.

La Astrología Evolutiva considera que el Alma individual se encarna en innumerables vidas a lo largo de extensos períodos de tiempo, a fin de conocerse a sí misma y conocer a Dios. Desde el punto de vista de la Astrología Evolutiva, el Alma se encarna una serie de vidas en un mismo sexo, para luego, de acuerdo a las necesidades evolutivas de experimentar otras dinámicas emocionales y sexuales, comienza a encarna en una serie de vidas en el otro sexo. A lo largo de innumerables vidas, el Alma integra lo masculino y femenino que le son inherentes en formas concretas.

Tomando en cuenta la necesidad de Gabriela Mistral de avanzar en su propósito evolutivo mediante la integración de su cuerpo emocional, y a la vez, establecer relaciones íntimas no condicionadas patriarcalmente, y el conflicto de este propósito con el propósito de hacer su entrega a lo social y recibir el reconocimiento por tanto tiempo anhelado y merecido-Júpiter conjunto al Nodo Sur en la Casa X, es totalmente natural que haya encontrado en las relaciones lésbicas una vía adecuada para dar el curso necesario a sus profundas necesidades amorosas, emocionales y a su fuerte naturaleza sexual. Baste con recordar estas palabras de Gabriela a Doris Dana: «te lo repito por última vez: yo no soy la bestia de mera calentura física que tú has visto en mí”. Esto se encuentra confirmado, asimismo, por la fase balsámica de Saturno y la Luna, en relación al Eje Nodal de la Luna que va de las Casas X a la IV: la preparación en curso para una nueva serie de vidas en que su Alma encarne en un nuevo sexo, masculino, una vez que consiga resolver los pasos saltados en cuando a la dependencia de los demás para establecer su sentido de valor propio. Cabe recordar las numerosas cartas a Doris Dana en que Gabriela se califica a sí misma con adjetivos en género masculino.

Gabriela y Doris Dana

Una lectura de su poesía – Gabriela o las trampas de la razón.

La palabra poética de Gabriela Mistral es sin duda la mayor muestra de su genialidad, y a la vez, de la naturaleza de sus profundos conflictos no resueltos. Durante muchos años su escritura poética no fue, en términos generales, comprendida en sus verdaderas dimensiones. Incluso, puede decirse que sufrió el destino, ya en vida y luego en forma póstuma, de ser incorporada al programa nacional de normalización, de constitución y mantenimiento de identidades estereotipadas-siendo esto también un reflejo de las propias contradicciones de su Alma. Estudios posteriores, probablemente a partir de la obra de Patricio Marchant, comenzaron a mostrar nuevas perspectivas para descubrir la verdadera profundidad de su voz poética. Un análisis completo de las diversas dimensiones que se encuentran presenten en su obra poética, en sus distintas etapas, etc., está lejos del propósito de este artículo. Sólo nos referiremos a unos pocos poemas que nos parece que reflejan el carácter de sus profundos conflictos a nivel del viaje evolutivo de su Alma, desde la perspectiva de la Astrología Evolutiva, es decir, desde una perspectiva que no es literaria, sino que busca comprender las dinámicas profundas del Alma, con finalidad terapéutica.

Plutón en la Casa II está en Géminis, Mercurio en la Casa XII en Aries está en sextil con Plutón, y en sextil con Neptuno en la Casa II que también está en Géminis. Mercurio rige la Casa III y la Casa VI. La Conjunción de Plutón y Neptuno, en que Neptuno rige la Casa XII en que está Mercurio, y Plutón la Casa XII, está en biquintil con Júpiter en la Casa XII en Capricornio, que rige la Casa IX, y que está conjunto al Nodo Sur de la Luna, y en cuadratura con Mercurio.

En la carta de Gabriela, Plutón en la Casa II en Géminis muestra que se trata de un Alma que piensa constantemente en sí misma, que se cuestiona racionalmente sobre su propio valor y propósito, que genera un flujo interminable de pensamientos que pretenden comprender, en forma racional, por qué está donde está. También significa que la labor que ella ha querido realizar en beneficio de su comunidad o sociedad (el Nodo Sur de Plutón en la Casa X), ella lo ha entendido en términos del desarrollo de la capacidad racional: la educación. Esto significa que a través de su proceso evolutivo, debido a la naturaleza de las sociedades en que ha encarnado y del tipo de experiencias que su Alma ha creado para sí, ha necesitado conseguir una seguridad fundamental mediante el ejercicio de la capacidad de dar nombres a las cosas y entender sus conexiones lineales, deductivas. Ante la naturaleza fenoménica de la realidad-el mundo de lo que aparece y se manifiesta-ha necesitado dar nombres que definan qué cosa es cada cosa, y cómo se relacionan entre sí, y cómo comunicarse en términos de estas relaciones basadas en una lógica concreta. Este énfasis en el pensamiento deductivo, que ha estado operativo a lo largo de muchas vidas, corresponde también con cuál ha sido la evolución de la conciencia humana en los últimos siglos, en favor del pensamiento racional, en favor del funcionamiento del hemisferio izquierdo del cerebro por sobre el hemisferio derecho. Por sí misma, esta dinámica de pensamiento carece de la posibilidad de responder a las preguntas fundamentales que el Alma humana se plantea frente a la existencia: por qué estoy aquí, de donde vengo, cual es el sentido de la vida: qué hago aquí frente a la inmensidad de la existencia. Por sí mismo, el hemisferio cerebral izquierdo es incapaz de proporcionar fe o confianza en la vida: es la función del hemisferio derecho elaborar el tipo de pensamientos  inductivos, holísticos, generales, que pueden dar a la vida un fundamento filosófico, cosmológico, metafísico o espiritual. Por ello, la racionalidad fundada en la lógica deductiva de Plutón en Géminis, los sistemas de pensamiento a que el Alma adhiere, de naturaleza lineal,  experimentan, periódicamente, derrumbres y crisis, a los que siguen nuevas reconstrucciones-la naturaleza mutable del arquetipo de Géminis-para recuperar el sentido de seguridad racional. Dado que Plutón está en la Casa II, el auto-concepto que ella ha generado y su sentido de valor, han sido construidos de esta forma, se han fundado en el pensamiento de ella sobre ella misma, y ha experimentado cíclicamente derrumbes y reconstrucciones. Este arquetipo crea por su propia naturaleza un conflicto intrínseco: por una parte, necesita verse confirmado externamente, para lo cual requiere contrastarse mediante el intercambio con otros-Géminis. Por otra parte, la función de seguridad propia de Plutón, que se encuentra sobre-identificada con este tipo de pensamientos, desea aferrarse a lo que ya posee-la construcción anterior. Plutón en la Casa II indica que el Alma ha guardado sus dudas para sí misma, ha querido evitar la experiencia de la inseguridad que se produce cuando las construcciones mentales deben cambiar. Por ello, ha buscado el tipo de feedback que respalde  sus propias ideas y pensamientos, en vez de abrirse a otro tipo de pensamiento. Por ello, ha buscado la validación egocéntrica de la autoridad social, esto es, de los detentadores supremos de la racionalidad instrumental-el Nodo Sur de Plutón en la Casa X, el regente, Saturno, en la Casa V en Leo.

La polaridad de Plutón, la Casa VIII en Sagitario, muestra los arquetipos fundamentales hacia los cuales su Alma tiene el propósito evolutivo profundo de avanzar: las nuevas dimensiones y posibilidades de experiencia que su Alma necesita integrar. Básicamente, estos símbolos muestran que Gabriela necesita salir del aislamiento para abrirse a las fuerzas de la vida, llegar a una experiencia de confianza en la vida mediante la comprensión intuitiva de que existen esquemas mayores y fuerzas mayores en la Naturaleza, que otorgan un sentido a la existencia, y respuestas a la pregunta: por qué estoy aquí. Significa un paso necesario desde las dinámicas de pensamiento del hemisferio izquierdo al hemisferio derecho, una captación holística filosófica, del sentido, que también provean un reposo a la actividad mental. Una manifestación de sus dudas sobre sí misma, y del deseo de reformularse a sí misma, aparece en los sucesivos cambios de seudónimo con que publicó sus primeros trabajos-darse a sí misma distintos nombres- hasta que obtuvo un cierto reconocimiento público.

Dado que Neptuno está en conjunción balsámica con Plutón, es fácil suponer que Gabriela experimentó una fuerte angustia en su condición de aislamiento y encierro-la forma en que se mantenía encerrada en sus autodefiniciones-y específicamente, la sensación de fuerzas mayores o de pensamientos subterráneos que minaban sus construcciones mentales, y u seguridad asociada a ellas: por debajo de sus pensamientos racionales sobre ella misma, sobre los demás, sobre la vida, la realidad fenomenal misma socavando los cimientos de su pensamiento. La acción de estas fuerzas tenía por propósito provocar el desplazamiento del foco de su conciencia hacia todos mayores, inducir la conciencia de que habían más cosas en la vida que las que el estrecho foco de su conciencia había identificado, en su condición de encierro. Ella podría haber respondido de este modo, pero también debido al miedo a lo desconocido, tenía la posibilidad de aferrarse aún más a la porción de realidad que ya había identificado, por inestable que fuera el resultado.

En este contexto, la cuadratura de Mercurio en la Casa XII en Aries con Júpiter en la Casa X en Capricornio refleja que en este punto de su viaje evolutivo hacia la totalidad de sí misma el Alma ha tomado conciencia de todas las formas previas de decir y de pensar que ha generado o adoptado hasta este punto de desarrollo, y de cómo ellas han estado condicionadas por las formas de decir y de pensar de la sociedad. Júpiter rige la Casa IX y se encuentra en la Casa X, conjunta al Nodo Sur, lo que muestra en este caso como una comprensión o una visión de las cosas en su estado natural ha existido en el pasado, si bien ha querido expresarse a o verterse en los moldes y estructuras de la sociedad de consenso (en este caso, por un sentido de responsabilidad, y también por las dinámicas antes mencionadas de buscar una confirmación a su pensamiento, en función de la seguridad sobre sí misma). La cuadratura entre Júpiter, en la Casa X, y Mercurio en la Casa XII, refleja entonces una pugna interior por encontrar una forma de decir, en los términos de la sociedad, es decir, con un lenguaje que ha tomado prestado o que se le ha impuesto, pero que ella ha aceptado usar, algo que excede lo que puede decirse mediante tales estructuras, mediante tales palabras, una experiencia exorbitante.

El sextil de Mercurio con Neptuno y el biquintil de Neptuno con Júpiter indican, sin embargo, que el Alma siente que en este exceso puede no obstante cumplir una función social, integrar socialmente su propósito a nivel del Alma mediante el decir. Es decir, el Alma sigue experimentando un tira y afloja entre su experiencia privada y su vida pública, entre su experiencia interior, y su responsabilidad.

Ahora, hemos visto que la relación de esta Alma con la estructura ha estado definida mediante el sacrificio de sí misma en beneficio del todo social, la de la afectación de su sentido de valor propio por el carácter de lo que ha recibido de vuelta de la sociedad. Sin embargo, es un Alma que se ha obstinado en realizar su aporte a este todo social que la ha rechazado hasta el punto del trauma. Un Alma que  a partir de esta experiencia de rechazo ha constituido una relación hacia sí misma basada en el encierro, el auto-repudio, y el dolor. Es entonces la suya una palabra que quiere decir lo que no puede decirse, ir más allá de la estructura, para que liberada la voz de la estructura que la constriñe, diga aquello que la excede. Sin embargo, desprovista de la estructura, aquello que queda es su propia experiencia marcada por el dolor y el odio hacia sí misma, originado precisamente en la historia de esta relación de su Alma con el orden patriarcal, una experiencia de su Alma vaciada, agotada, muerta, e irreconocible para sí misma, no acogida en sí misma (la lección en curso-los Nodos Norte de Plutón y de la Luna en la Casa IV en Cáncer, regidos por la Luna en la Casa IV, en Cáncer) por el desprecio que las huellas de su propia historia le suscitan, que quisiera leer desde el otro lado pero no alcanza a leer, y que finalmente lee desde el mismo punto que quisiera dejar atrás, desde la experiencia del no-acogimiento, del estar «condenada» a vivir en su propio cuerpo, sintiéndose ajena, extranjera en él.

La palabra termina diciendo esta nada, siendo sólo palabra que se quema, que sólo brinda un poco de calor famélico, en medio de una noche oscura que lo inunda todo. Como si sólo su palabra fuera la responsable de la realidad que su palabra ha dicho, aún queriendo decir otra cosa. Un Alma que quiere rechazar todo lo extranjero que lleva en sí, pero que termina exiliándose a sí misma, porque no se reconoce, porque al sacar lo que quiere alejar de sí, se saca a sí misma a jirones.  Es como la poesía mística, con la diferencia que, el silencio a que lleva la palabra, es un silencio de muerte, y no un silencio preñado, vivo, vibrante. Un vacío que es el encierro en que se encuentra ante la imposibilidad o el miedo de relacionarse con todo lo que no es ella misma, y el desprecio que siente hacia su propio ser, producto de las experiencias de no acogimiento que necesita elaborar para transformar desde dentro su autoimagen.

LA EXTRANJERA

-“Habla con dejo de sus mares bárbaros,
con no sé qué algas y no sé qué arenas;
reza oración a dios sin bulto y peso,
envejecida como si muriera.
Ese huerto nuestro que nos hizo extraño,
ha puesto cactus y zarpadas hierbas.
Alienta del resuello del desierto
y ha amado con pasión de que blanquea,
que nunca cuenta y que si nos contase
sería como el mapa de otra estrella.
Vivirá entre nosotros ochenta años,
pero siempre será como si llega,
hablando lengua que jadea y gime
y que le entienden sólo bestezuelas.
Y va a morirse en medio de nosotros,
en una noche en la que más padezca,
con sólo su destino por almohada,
de una muerte callada y extranjera.

LA ABANDONADA

Ahora voy a aprenderme
el país de la acedía,
y a desaprender tu amor
que era la sola lengua mía,
como río que olvidase
lecho, corriente y orillas.

¿Por qué trajiste tesoros
si el olvido no acarrearías?
Todo me sobra y yo me sobro
como traje de fiesta para fiesta no habida;
¡tanto, Dios mío, que me sobra
mi vida desde el primer día!

Denme ahora las palabras
que no me dio la nodriza.
Las balbucearé demente
de la sílaba a la sílaba:
palabra «expolio», palabra «nada»,
y palabra «postrimería»,
¡aunque se tuerzan en mi boca
como las víboras mordidas!

Me he sentado a mitad de la Tierra,
amor mío, a mitad de la vida,
a abrir mis venas y mi pecho,
a mondarme en granada viva,
y a romper la caoba roja
de mis huesos que te querían.

Estoy quemando lo que tuvimos:
los anchos muros, las altas vigas,
descuajando una por una
las doce puertas que abrías
y cegando a golpes de hacha
el aljibe de la alegría.

Voy a esparcir, voleada,
la cosecha ayer cogida,
a vaciar odres de vino
y a soltar aves cautivas;
a romper como mi cuerpo
los miembros de la «masía»
y a medir con brazos altos
la parva de las cenizas.

¡Cómo duele, cómo cuesta,
cómo eran las cosas divinas,
y no quieren morir, y se quejan muriendo,
y abren sus entrañas vívidas!
Los leños entienden y hablan,
el vino empinándose mira
y la banda de pájaros sube
torpe y rota como neblina.

Venga el viento, arda mi casa
mejor que bosque de resinas;
caigan rojos y sesgados
el molino y la torre madrina.
¡Mi noche, apurada del fuego,
mi pobre noche no llegue al día!

LA QUE CAMINA

Aquel mismo arenal, ella camina
siempre hasta cuando ya duermen los otros;
y aunque para dormir caiga por tierra
ese mismo arenal sueña y camina.
La misma ruta, la que lleva al Este
es la que toma aunque la llama el Norte,
y aunque la luz del sol le da diez rutas
y se las sabe, camina la Única.
Al pie del mismo espino se detiene
y con el ademán mismo lo toma
y lo sujeta porque es su destino.

La misma arruga de la tierra ardiente
la conduce, la abrasa y la obedece
y cuando cae de soles rendida
la vuelve a alzar para seguir con ella.
Sea que ella la viva o que la muera
en el ciego arenal que todo pierde,
de cuanto tuvo dado por la suerte
esa sola palabra ha recogido
y de ella vive y de la misma muere.

Igual palabra, igual, es la que dice
y es todo lo que tuvo y lo que lleva
y por su sola sílaba de fuego
ella puede vivir hasta que quiera.
Otras palabras aprender no quiso
y la que lleva es su propio sustento
a más sola que va más la repite
pero no se la entienden sus caminos.

¿Cómo, si es tan pequeña la alimenta?
¿Y cómo si es tan breve la sostiene
y cómo si es la misma no la rinde
y a dónde va con ella hasta la muerte?
No le den soledad por que la mude,
ni palabra le den, que no responde.
Ninguna más le dieron, en naciendo,
y como es su gemela no la deja.

¿Por qué la madre no le dio sino ésta?
¿Y por qué cuando queda silenciosa
muda no está, que sigue balbuceándola?
Se va quedando sola como un árbol
o como arroyo de nadie sabido
así marchando entre un fin y un comienzo
y como sin edad o como en sueño.
Aquellos que la amaron no la encuentran,
el que la vio la cuenta por fábula
y su lengua olvidó todos los nombres
y sólo en su oración dice el del Único.

Yo que la cuento ignoro su camino
y su semblante de soles quemado,
no sé si la sombrean pino o cedro
ni en qué lengua ella mienta a los extraños.

Tanto quiso olvidar que le ha olvidado.
Tanto quiso mudar que ya no es ella,
tantos bosques y ríos se ha cruzado
que al mar la llevan ya para perderla,
y cuando me la pienso, yo la tengo,
y le voy sin descanso recitando
la letanía de todos los nombres
que me aprendí, como ella vagabunda;
pero el Ángel oscuro nunca, nunca,
quiso que yo la cruce en los senderos.

Y tanto se la ignoran los caminos
que suelo comprender, con largo llanto,
que ya duerme del sueño fabuloso,
mar sin traición y monte sin repecho,
ni dicha ni dolor, nomás olvido.

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Nos corresponde preguntarnos tras este breve análisis, si habríamos podido ayudar a Gabriela Mistral mediante la Astrología Evolutiva, imaginándonos que ella hubiera acudido a nuestra consulta.

Sin duda, le habríamos hablado de la necesidad de elaborar todos los temas no resueltos de naturaleza emocional provenientes de su infancia, y de sus vidas pasadas; le habríamos sugerido que ello podría tener lugar no sólo a través de su escritura poética, sino a través de técnicas específicas para contactarse y liberar sus emociones largamente comprimidas en su interior. Le habríamos dado una perspectiva, basada en la historia evolutiva de su Alma, para comprender el por qué se sentía del modo en que se sentía. La habríamos confortado explicándole la necesidad de ir más allá del ámbito cerrado de su experiencia interior, a buscar sanación en la naturaleza, para descubrir ámbitos muchos más vastos que aquellos condicionados por la ley humana patriarcal. La habríamos animado para buscar a la Diosa, más grande que el Dios Padre patriarcal, mayor que el triste Jesús crucificado. Le habríamos dado valor para explorar con mayor libertad su propia sexualidad natural, en su relación con ella misma y mediante relaciones no sólo epistolares por ejemplo, y habríamos validado su posibilidad de explorar formas de relación no convencionales. Le habríamos podido mostrar que en gran medida estaba reemplazando las relaciones reales con relaciones imaginarias. De este modo, le habríamos permitido objetivar a otras personas, en vez de proyectar en ellas, o en grupos sociales enteros, sus propias necesidades, deseos y desventuras. Además, le habríamos podido hacer ver que los esfuerzos de todo su trabajo darían frutos para ella, sin necesidad de que se obsesionara con su labor social, y con la búsqueda de reconocimiento. Le habríamos recomendado no agotar sus recursos personales para el desempeño de sus cargos públicos, y habríamos podido explicarle por qué le hacíamos esta recomendación, basándonos en el pasado de su Alma (sabido es que Gabriela ocupó cargos públicos en oficinas consulares financiando su trabajo con sus escasos ahorros). Le habríamos advertido sobre la necesidad imperiosa de cultivar su sanación emocional, dada la evidente posibilidad de recrear situaciones traumáticas. De este modo, habríamos podido inducir un desplazamiento de su foco de conciencia hacia posibilidades existenciales en las cuales habría podido avanzar, con menos sufrimiento, en su evolución, con una vida más feliz.